Acogiendo exploradores curiosos desde hace más de 400 años.

LA HACIENDA

En la Imbabura de los años 1600, el rey Felipe II de España remató al mejor postor las 50,000 hectáreas donde se encontraba una de sus tantas propiedades: la Hacienda Cusín. Sin saberlo, había vendido una mina de oro, pero de una riqueza insospechada. En ella se encontraba un paraíso, guardadito y silencioso, esperando algún día ser invocado y mostrar sus tesoros a quien sepa conjurarlos. Casi 400 años después, con el cuidado y cariño de los trabajadores de la hacienda, estos salieron a la luz.

De una tierra aparentemente común brotó un Edén donde abundan riquezas de nunca acabar: cientos de especies de las flores más hermosas y coloridas, árboles de todo fruto imaginable, hierbas nutritivas para el cuerpo y el alma, animales apacibles para la crianza, una calma que no existe en otro lugar del mundo.

Vivimos en un paraíso donde las fortunas se huelen, se comen, se admiran, alcanzan para todos y nunca se acaban.

Somos el Edén Andino, donde la naturaleza tiene vida y vive en nuestra hacienda. Aquí la cuidamos, la alimentamos, jugamos con ella y escuchamos sus secretos.

En agradecimiento, ella nos llena de lujos y tesoros: jardines mágicos, comida en abundancia, amigos, animales, hierbas sanadoras y fuegos acogedores que llenan de vida nuestro hogar. Queremos compartir esta magia con nuestros invitados: amantes, artistas, exploradores, sabios, curiosos. Todos son bienvenidos.

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